domingo, 27 de septiembre de 2009

WALTER BENJAMIN - 15.Jul.1892 - 27.Sept-1940

Foto: Memorial Passagen de Dani Karavan.
En memoria de Walter Benjamin y los exiliados europeos de 1933 a 1945.



EL ENIGMA DE WALTER BENJAMIN

Por F. Javier Sigüenza Reyes

El 25 de septiembre de 1940 Walter Benjamin llegó a Port-Vendres, en busca de Lisa Fittko - una berlinesa antifascista que ayudaba a los refugiados a cruzar la frontera franco española. Frau Fittko explicó a Benjamin que los caminos se había vuelto inseguros debido a la constante vigilancia de los gardes móviles – la policía francesa que colaboraba con la GESTAPO – no obstante, había un viejo camino de contrabandistas que todavía era seguro: la route Lister. El camino implicaba varios riesgos desconocidos, pues Frau Fittko sólo tenía un croquis que le había hecho el alcalde monsieur Azema y aún no había sido utilizado para ayudar a los refugiados. Llevaba además a la parte más alta de la montaña, lo que significaría para Benjamin un esfuerzo muy penoso, ya que padecía de trastornos cardíacos. Benjamin aceptó sin el menor titubeo, pues el verdadero riesgo – dijo – sería no ir.

Al día siguiente hicieron un viaje de reconocimiento junto con la Señora Gurland y su hijo Joseph, que también huían de la barbarie del nacionalsocialismo. Durante el camino Frau Fittko observó que Benjamin llevaba una cartera que parecía muy pesada, así que le ofreció ayuda y le preguntó porque la traía consigo, si sólo era un paseo. Benjamin contestó que adentro estaba su último manuscrito, que de ninguna manera podía caer en manos de la GESTAPO, que era incluso más importante que él mismo.

Continuaron con el trayecto hasta llegar a una parte despejada junto a un gigantesco risco. Descansaron un momento y cuando se disponían a regresar Benjamin dijo que él se quedaría allí, pues ya había hecho la tercera parte del camino y si regresaba al pueblo, lo más probable es que su corazón no resistiera hacer nuevamente el trayecto y continuar hasta la frontera, así que lo mejor era esperarlos en ese lugar. De nada sirvieron los ruegos Frau Fittko y Frau Gurland, Benjamin permaneció esa noche a la intemperie y los tres regresaron al pueblo. Al día siguiente salieron muy temprano para confundirse con la gente del campo; caminaban aprisa y un tanto agitados. Al llegar al lugar en donde se había quedado Benjamin lo encontraron recostado y él los recibió con una amable sonrisa. Iniciaron el trayecto entre caminos lisos de piedra y bajo un intenso calor, subieron por las vides y las veredas inclinadas; Benjamin caminaba pausadamente y descansaba cada cierto tiempo, para no agotar todas sus energías –decía. Finalmente, después de diez largas horas de camino, y con un Benjamin desfalleciente, llegaron a la parte más alta de la montaña desde donde es veía el pueblo catalán de Port Bou, que era donde podrían tomar un tren hacia Lisboa. La señora Fittko se despidió y el pequeño grupo empezó el descenso.

Al llegar al puesto fronterizo se les informó que una orden de última hora de Madrid prohibía a la gente sans nationalité cruzar la frontera; así que se les permitiría pasar esa noche en el hotel del pueblo y al día siguiente serían entregados a un campamento de francés. De nada sirvieron los ruegos y la desesperación de los refugiados, la decisión estaba tomada, así que Benjamin y los demás se dirigieron al Hotel Francia desesperanzados y con la certeza de que serían entregados a la GESTAPO. Sin embargo, parece como sí Benjamin hubiera pensado en todas las posibilidades si no lograba pasar la frontera, pues llevaba consigo una gran cantidad de morfina, suficiente para quitar varias vida;: esa misma noche ingirió una fuerte cantidad. A las siete de la mañana del día siguiente Benjamin llamó a la señora Gurland y le dio una carta para su amigo Adorno, momentos después perdió la conciencia. Benjamin murió la madrugada del 27 de septiembre de 1940; paradójicamente al otro día se permitió el paso hacia España a sus compañeros de viaje, por lo que el grupo de refugiados se sentía aún más consternado por su suicidio. En realidad, Benjamin creyó que había agotado todas sus posibilidades. Ya antes había intentado evadirse en un barco mercante haciéndose pasar por marino, junto con su amigo Fritz Fränkel. Naturalmente el andar pausado y su figura de intelectual, detrás de los grandes cristales de sus lentes no le ayudaron mucho; fueron descubiertos, aunque afortunadamente para ellos no fueron detenidos. Por otra parte, tan sólo la idea de regresar a un campo de trabajos voluntarios, en el que ya había estado internando antes, o ser entregado a la GESTAPO, era quizás ya suficiente motivo para no aferrarse a una vida, más parecida a la muerte.

El escrito que tanto protegía Benjamin está perdido para siempre. Gershom Scholem considera la posibilidad de que el texto haya sido un avance significativo de La obra de los pasajes (Das Passagen-Werk), la obra cumbre de Benjamin que no llego a concluir. Una obra que pretendía hacer una lectura crítica de la historia, desde una concepción filosófica materialista, construida con la máxima concreción, a partir de los resabios culturales de los pasajes del París del siglo XIX: la moda, las galerías, las vitrinas; y sus figuras prototípicas: el flâneur, la prostituta, el poeta, los conspiradores. Sin embargo, según los informes de la policía fronteriza española, que obtiene Max Horkheimer años más tarde, no había ningún manuscrito grueso dentro de la maleta que afirme la suposición de Scholem, aunque es probable que con la caligrafía diminuta de Benjamin la cantidad de folios no necesitaba ser muy grande. Rolf Tiedemann, en cambio -editor de Das Passgen Werk, publicada póstumamente en 1982 - considera que en realidad el manuscrito era otro texto, el último que Benjamin redacto antes de su muerte y el cual intitulo: Sobre el concepto de historia (Über den Begriff der Geschichte).

La tesis Sobre el concepto de historia, o Tesis de filosofía de la historia como las titularía Adorno para su primera publicación, constituyen uno de los legados más inquietantes y ricos para el pensamiento crítico del siglo XXI. Bolívar Echeverría no se equivoca al afirmar que quizás sean las tesis más importantes después de las Tesis sobre Feuerbach de Marx. Ese es quizá el motivo primordial por el que el autor de El discurso crítico de Marx le ha dedicado una parte importante de su reflexión a la obra de Benjamin en general y a las tesis Sobre el concepto de historia en particular. A Bolívar Echeverría debemos la única traducción completa al castellano de las tesis, con sus múltiples variantes y notas, incluida la versión que años más tarde encontró Giorgio Agamben en la Biblioteca Nacional de París – que Benjamin había dejado a resguardo de George Bataille.

Bolívar Echeverría es también el compilador, introductor y ensayista de la reciente publicación: La mirada del ángel. En torno a la tesis sobre la historia de Walter Benjamin. Publicado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y editorial Era, el libro reúne una serie de ensayos de varios autores que desde perspectivas diversas abordan las enigmáticas tesis Sobre el concepto de historia. Los diferentes ensayos acercan al lector a una diversidad de temas que pueden encontrarse en las tesis, no para agotarlos o resolver los problemas que plantean, sino para invitarle a la reflexión sobre el concepto mismo de la historia en la modernidad, la idea de progreso que le es inherente, su concepción lineal de la temporalidad que le corresponde. Aunada a ello, los ensayos abordan la aguda crítica de Benjamin a la socialdemocracia alemana y al socialismo soviético que no fueron capaces de distanciarse de dichas ideas y conceptos, y que terminó por fundamentar una ciega práctica política que entra en empatía con los dominadores de hoy. Historia, tiempo y memoria, son los hilos conductores del libro en su conjunto, aunado a la reflexión sobre el arte que tanto lugar ocupa en la obra de Benjamin, reflexión que se expresa en imágenes alegóricas, metáforas e imágenes dialécticas – siempre con un fuerte contenido crítico y con un profundo deseo dirigido a la redención/revolución.
Fuente:

http://www.bolivare.unam.mx/comentarios/javier.html

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